Tras su programa nocturno en Onda Cero, La Rosa de los vientos, a este ‘historiador’ poco tradicional le apasiona durante el día perderse en las bibliotecas. Una de sus mayores recompensas fue que la Reina doña Sofía pidiera en la Feria del Libro su novela en primer lugar.
¿Qué pasa con los españoles, que no duermen?
Eso es lo que intento, que no duerman. Cuando empezamos con el programa en Onda Cero no había madrugada. Era una franja en la que se ponían cosas enlatadas. La noche era un reducto para insomnios depresivos. Ahora el 40 por ciento de nuestra audiencia es universitaria.
¿Cuándo decide ponerse a escribir?
Cuando dos colaboradores se dieron de baja en la misma semana y tuve que rellenar esos huecos: eché mano de mi vocación y conté la vida y milagros de Napoleón Bonaparte en cuatro entregas. Mi sorpresa fue cuando los oyentes empezaron a reaccionar y aquella sección se convirtió en algo institucional. Un día, dos editores amigos míos me propusieron hacer Los Pasajes en libro. Después llegó La lista de los Reyes Godos.
¿Por qué engancha tanto su manera de contar la historia?
Yo no voy por la vertiente erudita y no voy a intentar sorprender a historiadores. Lo único que quiero es contar historias entretenidas que gusten a la gente. No tengo ninguna pretensión como historiador, lo único que busco es entretener.
¿Ha acabado soñando con los godos o con la Reconquista?
Estuve obsesionado con la Reconquista. Yo ya no sé si soy Pedro II, Jaime I o Abderraman I. Me meto en la piel de los personajes y cuando muere alguno incluso me da por llorar y me quedo con un pesar……